El día que Michael Jordan hizo realidad su primera profecía
Michael Jordan y el documental de ‘The Last Dance’ acaparán la atención por estos días en en medio de la cuarentena.
Por: EFE
Los de Chicago, al contrario, entraron a la postemporada por la ventana y con la segunda peor marca: 30 triunfos y 52 derrotas en la fase regular.
Pero tenían a Jordan, entonces de 23 años, aún sin raparse la cabeza y más delgado que en la década de los 90, cuando ganó todo en el baloncesto y su talento fuera de serie lo convirtió en uno de los mejores deportistas de la historia.
El astro más brillante de la NBA en aquel tiempo era Bird, un corpulento jugador de 2,06 metros de estatura, blanco, casi pelirrojo e ídolo en Boston, que en 1984 tras conocer a Jordan dijo que era un “enano” porque ‘solo’ medía 1,98 metros.
Jordan, que en el primer juego de la serie anotó 49 puntos, llegó al Boston Garden dispuesto a cumplir la profecía que había anunciado a Ainge. Y el escenario no podía ser mejor: las tribunas estaban colmadas y se respiraba un ambiente de optimismo por un nuevo triunfo de los Celtics.
El pronóstico no falló y el equipo de Boston ganó por 135-131, aunque el resultado es hoy una mera anécdota porque Jordan tuvo una de las mejores noches de su vida: estuvo en la cancha en 53 de los 58 minutos del juego, acertó 22 canastas, sin triples, y 19 tiros libres, para un total de 63 puntos.
Ese 20 de abril de 1986 Michael Jordan estableció el récord, aún vigente, de más puntos anotados por un jugador en un partido de postemporada de la NBA.
Jordan completó su memorable juego con 6 asistencias (4 pérdidas), 5 rebotes, 3 robos, 2 tapones y 41 tiros de campo. No anotó ni un triple porque no intentó ni un solo lanzamiento desde fuera del arco.
Años más tarde un estudio del canal deportivo ESPN reveló que en ese partido Jordan estuvo sin marca apenas en 3 de sus 41 lanzamientos y que 42 de sus 63 puntos los consiguió bajo la custodia de Danny Ainge y Dennis Johnson.
Ainge, precisamente a quien Jordan desafió la víspera del récord, comentó: “Era tan bueno que me quedaba mirándolo”.
Sin embargo, quien pronunció la frase para la posteridad fue Larry Bird, el mismo que lo había tachado de enano: «No creía que nadie pudiera hacer esto: no contra los Celtics en el Boston Garden. Creo que hoy aquí estaba Dios disfrazado de Jordan”.