Eurocopa: las maldiciones que podrían por fin acabarse en cuartos
Los duelos de España ante los anfitriones se han traducido en amargos finales para las distintos combinados, pero esta edición podría cambiar las cosas y el resultado para la Eurocopa.
El inicio de los cuartos de final de la Eurocopa 2024 arrojan una serie de desafíos pendientes para algunos de los competidores, enfrentados con ‘maldiciones’ que llevan persiguiendo a esos combinados y lastrando las ilusiones de sus aficionados durante años.
1. España, contra los anfitriones:
El historial de la selección española ante los conjuntos locales en los grandes campeonatos está repleto de decepciones y desgracias. Desde la eliminación frente a Italia en el Mundial del 34 hasta la frustrante caída por penaltis ante Rusia en 2018, los duelos de España ante los anfitriones se han traducido en amargos finales para las distintos combinados.
En medio de ambas citas están las desdichadas afrentas de Brasil en 1950, Francia en 1984, Alemania en 1988, Inglaterra en 1996, Corea en 2002 o Portugal en 2004; todas ellas con final trágico, en una u otra ronda, para La Roja.
El siguiente rival en ponerlo a prueba será una de las protagonistas de ese funesto pasado: Alemania, en unos cuartos de final de una Eurocopa, en los que aterriza el combinado de Luis de la Fuente tras haber ofrecido inmejorables sensaciones y un vistoso juego desde el comienzo del torneo.
2. Alemania, ante España en las eliminatorias:
Precisamente, Alemania tratará de disipar ante España la racha que le persigue en los duelos de eliminatorias finales. Si bien históricamente Alemania había sido uno de los mayores verdugos de España, a excepción del recordado gol de Maceda en la Eurocopa del 84, nunca sus victorias ante la ‘Roja’ se produjeron en eliminatoria directa.
Las dos veces que el destino deparó semejantes duelos se saldaron con triunfo para España. El primero de ellos, la final de la Eurocopa de Austria y Suiza de 2008, en la que el icónico tanto de Fernando Torres, tras superar en carrera a Philipp Lahm y picar el balón sobre Jens Lehmann, significó el segundo título europeo para el combinado español y el comienzo de la etapa más gloriosa de su historia.